quiero posar mis labios sedientos
en el cuenco confluente de tus manos
y beber las hojas ocres tardías
que fueron verdes un día como tus ojos
en el preludio de la soledad otoñal
desnuda tu cuerpo de atavíos
para iluminar mi lejana primavera
abandónate a la tibia corriente del río
hasta el remanso misterioso del placer
para plantar paz donde germina la vida
en la otra orilla de la muerte
lava mi dolor en tus fuentes antiguas
y toma para siempre mis manos en tu latido
galgo - abril/2011