Me llamo Aku Ndo (Akue el hijo de Ndo),
nací en Bonga y soy africano,
mis antepasados también lo eran.
Después del exterminio solo quedó el idioma;
no tengo con quien hablar.
Calcinaron la tierra,
mataron los bosques, las fuentes, las cosechas....
y Dios no estaba allí.
Caminé jornadas completas, agotadoras,
por veredas confusas y polvorientas
bajo un sol implacable, plomizo, vertical,
temeroso de mi propia sombra,
y traspasé los confines del dolor.
Hasta que hallé a otras gentes que no entendía,
pero leyeron mis ojos y nos hicimos hermanos.
Oímos que lejos, en un país, España,
necesitan muchas manos,
también mis manos,
y mi sudor para regar la tierra,
también vuestros sudores.
Fresas, tomates, uvas, aceitunas...
Hay que saltar una valla lacerante,
en una noche sin luna,
subir a los infiernos.
Allí están los papeles.
Pero un disparo por la espalda me detuvo,
y mientras mi vida se escapaba,
abrí los ojos en busca de Dios,
y tampoco estaba allí
Galgo
julio-2011